Parece extraño pensar en un frío invierno en estos momentos en Europa, mientras la mitad del continente sufre alertas por altas temperaturas. Pero la realidad es que en apenas 2 o 3 meses el norte del continente empezará a entrar en la dinámica de los meses gélidos. El último invierno que vivimos, ya empezamos a escuchar rumores sobre cortes intermitentes de la energía, no solo por los precios desorbitados que venían desde 2021, sino por la influencia del conflicto bélico en Ucrania, que claramente echó más leña al fuego.
La realidad actual es que Europa se ha vuelto un territorio dependiente en muchísimos aspectos del resto del mundo, especialmente si hablamos de materias primas. Geográficamente debemos comprender que Europa es el segundo continente más pequeño de nuestro planeta, aunque el más desarrollado de todos. Esto crea la necesidad de líneas continuas de comercio e importaciones. Además, la legislación y el objetivo a cumplir durante las próximas décadas a nivel medioambiental, merman aún más la explotación de los pocos recursos naturales de los que disponemos.
Centrándonos en el sector energético y de producción, en cuanto a fuentes no renovables, la situación es la siguiente:
- Petróleo: Dependencia casi 100% de países externos, Noruega principal productor de la región. Precio del barril el doble de caro que hace 2 años.
- Gas Natural: Aún más próximo al 100% de dependencia externa. Rusia socio fundamental para el 95% del continente. España e Italia pueden suplir gracias a infraestructura con Argelia, además de plantas regasificadoras de gas licuado proveniente de Estados Unidos. Precio multiplicado por 6-7 veces en los últimos 2 años.
- Carbón: 50% de la producción mundial en manos chinas, Europa solo produce el 3% y sus centrales térmicas están en proceso de demolición, salvo casos aislados como Alemania, que vuelven a quemar esta materia para tratar de reducir la dependencia rusa del gas natural.

Por otro lado, tenemos las fuentes renovables de energía:
- Solar: Solo rentable en el sur de Europa, dependencia máxima de China para la fabricación de placas por la necesidad de utilizar tierras raras (minerales), de los que Europa no posee prácticamente nada.
- Eólica: Rentable en prácticamente cualquier país del continente, pero muy intermitente e imprevisible a medio y largo plazo durante los meses, luego crea dependencia de fuentes alternativas.
- Hidrógeno, Mareomotriz, Hidráulica y Geotérmica: Tecnologías poco eficientes, alguna casi sin desarrollar aún y 100% dependientes de fuentes alternativas.
Por último, no quería incluir la energía nuclear en ninguna de las dos categorías, puesto que por un lado, los elementos necesarios son finitos, pero por el otro y a conveniencia de la Unión Europea, ha sido declarada energía verde en las últimas semanas. La nuclear claramente podría haber sido nuestra amiga y aliada en estos momentos, si no fuese porque desde los años 80, el movimiento social, y por ende político, ha sido de no abrir y además cerrar centrales nucleares.
El principal problema además, es que construir una central nuclear nueva y ponerla en marcha a pleno rendimiento, lleva muchos años y mucho dinero. Si ustedes fuesen inversores en plantas nucleares, ¿Creen que Europa les daría estabilidad para al menos poder recuperar la inversión inicial en estas plantas?. Dato: Se tardan entre 60 y 80 años en hacer un reactor nuclear rentable.
Mientras tanto, esta es la situación de la energía nuclear en Europa:

Además, para añadir más sinsentido a la situación, la población general está a favor del programa de lucha contra el cambio climático actual (aunque sepamos que es insuficiente para combatirlo a tiempo), pero en cambio protestan por las consecuencias económicas y de cambio de hábitos que esto acarrea.
Como parece que la guerra en Ucrania tiene todavía mucho recorrido por delante, y que Europa seguirá inmolándose con sanciones ridículas que solo pagamos los europeos con tal de lavar un poco nuestra imagen frente al conflicto, las reservas de gas natural están casi en máximos históricos para la época del año en la que estamos. Rondando el 60% en el centro y norte de Europa, y el 75% en el sur del continente.
Rusia ya ha movido ficha cortando el suministro, lo que al corto plazo puede conllevar subidas aún mayores de los precios de esta materia en Europa. Países como Alemania, República Checa o Austria ya avisan de posibles cortes este invierno, mientras el resto piden reducir al máximo el consumo doméstico.
¿Se imaginan la grave crisis económica que esto puede provocar en Europa? Interrupciones energéticas significan destrucción de producción industrial y quiebras masivas de empresas, con expansión ramificada a otros sectores y países. De hecho, el que Estados Unidos esté ya con crecimiento negativo y al borde de la recesión por otros factores, y que China crezca al menor ritmo en décadas, no hace más que anunciar una crisis económica a nivel mundial. Esa de la que llevamos hablando desde finales de 2021/Principios de 2022.
Lo peor de todo, es que Europa una vez más, está en una situación poco prometedora de cara a una recesión. Con deudas públicas desorbitadas en el Sur, incluyendo a la 2ª, 3ª y 4ª economía de la UE entre otras.
En pocos días conoceremos los datos macroeconómicos de crecimiento de PIB de todos los países europeos y de Estados Unidos durante el segundo trimestre. Aquí, EEUU podría entrar oficialmente en la recesión, y Europa seguramente quedará con crecimiento nulo o incluso negativo.
Definitivamente es complicado que para principios de 2023 no estemos inmersos en la siguiente crisis, provocada por todo lo explicado en el artículo, una inflación fuera de control, unos tipos de interés subiendo agresivamente y que además frenan bruscamente el crecimiento económico, un consumidor perdiendo fuelle después del verano y un mercado laboral que comenzará a destruir empleo.
A P B

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